La Hoja de contactos de la histórica marcha del silencio | Foto María Garcia

REFLEXIONES DE UN TESTIGO

POR GILBERTO BALAM PEREIRA

Estimado camarada:

Agradezco tus comentarios a mi ensayo Tlatelolco y acepto y comparto plenamente tus puntos de vista sobre el mismo.

Ahora permíteme recordar una de las definiciones del género “Ensayo”:
“Es un género en prosa, de carácter didáctico que trata con brevedad cuestiones culturales. Escrito o artículo de exposición y crítica que es un intento o prueba alrededor a un tema, que puede después concretarse en un trabajo de mayores dimensiones” (Martín Alonso, Ciencia del Lenguaje y Arte del estilo ”. Octava Edición., 1967, p. 1512).

Con esta primera base me di a la tarea de recolectar una serie de hechos sobresalientes del movimiento estudiantil-popular que dieran una idea general del desarrollo y la dinámica de la lucha, y relacionarlos desde sus primeros orígenes en un marco de comentarios breves, con el fin de participar en el concurso literario 1968-1969 de la Casa de las Américas de La Habana, Cuba, que se cerraba el 31 de diciembre de 1968. De modo que la presión del tiempo era muy fuerte para concursar en ese período tan breve.

Aguayo explica que había un arreglo muy cómodo entre la CIA y los gobiernos mexicanos: la CIA le proporcionaba a los presidentes mexicanos la inteligencia que necesitaban sobre las actividades subversivas de los comunistas alemanes del Este, cubanos, soviéticos. Y a su vez, éstos se dejaban manipular y controlar para beneficiar los intereses de Washington en nuestro país.

La relación entre Scott y Díaz Ordaz era mucho más estrecha de lo que nos imaginamos. En enero de 1964 las oficinas centrales de la CIA aprobaron la entrega de equipo a la campaña del entonces candidato priísta, Gustavo Díaz Ordaz: una radio central y cuatro radios automotrices.

El propósito perseguido con mi ensayo lo logré en gran medida ya que el jurado internacional del género Ensayo le concedió el segundo lugar entre 25 obras que concursaron en ese género, con la “especial sugerencia” de dicho jurado de que sea reproducido y distribuido por la Casa de las Américas (Revista Bohemia , 1969).

Ahora bien, además de las características propias del género en cuestión, mi ensayo encierra en sí, una posición política derivada del mismo, posición política basada en los siguientes puntos comprendidos en las consideraciones finales del trabajo:

  • a) Limitaciones y cierre progresivo de las posibilidades de las luchas democráticas y legales en la etapa actual (1968) que vive el país.
  • b) Inoperancia de la Constitución Mexicana que pretende regirnos.
  • c) Invalidez de las demandas de orden constitucional.
  • d) Posición crítica frente a la línea revisionista y conciliatoria del PCM.
  • e) El carácter político -mas no legaloide- que debe tener la defensa de los presos políticos. Con saludos afectuosos de G.B.P.

La realidad en tiempo y desarrollo del 2 de octubre que no se olvida

Por lo general, se acostumbra considerar un hecho como aislado o cuando mucho en vinculación con los sucesos acontecidos recientemente.

La realidad es un todo cuyas partes inescindibles podemos ubicarlas, digamos a efecto de análisis, en un momento determinado del tiempo.

Por ejemplo, el proceso cruento y sangriento que caracterizó la evangelización en la Nueva España. Perdonen mis estimados, pero encuentro muchas similitudes entre los tiempos de esa época y los actuales de monopolización de los capitales.

Así, podemos recordar que el cura Hidalgo fue uno de los presos políticos de los virreyes y clérigos. Un suceso aparentemente aislado que es paradigma de una realidad que va desenvolviéndose de manera represiva del poder contra los de abajo, paralelamente al desarrollo de la técnica y la ciencia.

Ambiciones, intereses, despojos y miles de victimados. Es el poder entronizado desde la Colonia, la Reforma, la Revolución Mexicana, el Cardenismo nacionalista y el capitalismo monopólico. Con diferentes formas y expresiones, pero con iguales pompas y circunstancias de represión.

A los sacrificios del cura Hidalgo, de Zapata y Villa, de Madero, de Felipe Carrillo Puerto, de los guerrilleros de Guerrero y Chihuahua, de los estudiantes y pueblo masacrados en Tlatelolco, los ubicamos en un contexto de inseparables variables de continuidad y semejanza, de verdugos de la misma calaña, dictadorzuelos, devastadores y represores de la población más marginada. Es una misma realidad en desenvolvimiento integrado en un todo cuyas partes son inseparables por la misma identidad. Siempre una clase dominante y otra dominada.

Acerca de Tlatelolco

Cerca de las 18 horas, del 2 de octubre de 1968, hizo acto de presencia el Ejército que rodeó con tanques la plaza ocupada por una gran multitud de estudiantes y trabajadores que luchaban por un pacífico pliego petitorio:

  • A) La libertad de los presos políticos.
  • B) Retirada del Ejército de las escuelas ocupadas.
  • C) Cese de la represión.

Desde la tribuna los estudiantes oradores advirtieron esa tarde: “¡No se mueva nadie! ¡permanezcan tranquilos ante las provocaciones de la tropa y de la policía! Escasos segundos después un helicóptero lanzó luces de bengala dando señales e inmediatamente se desató la balacera contra la muchedumbre allí concentrada, ráfagas de metralletas, macanazos, golpes dirigidos contra los manifestantes.

Carreras, gritos y auténticos alaridos por el dolor de las heridas de los moribundos que caían entre la sangre fluyendo y las armas cortas y largas de los criminales.

Algunos balazos partieron del edificio Chihuahua del multifamiliar allí situado. Eran los agentes apostados desde hacía varias horas preparados para sacrificar a gente inerme. Espantosa masacre preparada por el régimen dictatorial. Las familias abandonaban el lugar empavorecidas en medio del intenso tiroteo procedente de la tropa.

El número exacto de muertos nunca se sabrá, quizá varios cientos.

Muchos de los heridos y de los muertos fueron trasladados al Campo Militar No. 1 en donde desaparecieron ¿incinerados? se pregunta la gente. El personal médico del Hospital Militar en cuya proximidad pasaban los camiones con los caídos, presenciaba las increíbles macabras escenas de transporte.

¿A dónde los llevan? preguntó uno de aquellos médicos.
¡A incinerarlos! contestó alguien.
¡Es que no todos están muertos!
¡algunos todavía van moribundos!

Algunas enfermeras tuvieron lágrimas furtivas y otras fueron más evidentes, usaron sus pañuelos. Además de los muertos hubo unos mil 500 detenidos, hombres y mujeres que fueron conducidos a distintas cárceles de la ciudad.

Fue indudable que el movimiento, como cualquier otro de lucha de masas, estuvo penetrado por agentes policiacos, soldados y con la intromisión también del imperialismo norteamericano.

Después de ese día, el reflujo del movimiento era inminente. La represión brutal y salvaje hizo descender la lucha súbitamente.

Los Juegos Olímpicos se inauguraron por fin con el beneplácito de la burguesía mexicana y extranjera que de este modo rendían un “homenaje a la juventud del mundo”, mientras la juventud de México yacía en las cárceles, en los hospitales, en los anfiteatros, en las morgues, en los panteones.

No puede estar en desarrollo una sociedad que después de 58 años de revolución tiene todavía dos millones y medio de campesinos sin tierra, un 35% de analfabetos, un 15% de habitantes descalzos, poco más de la mitad de la población subsiste a base de maíz y otros almidones escasamente nutritivos; 200 niños menores de 5 años mueren cada día en el país.

Es un sistema que después de más de medio siglo, lejos de atender y satisfacer las necesidades populares sólo ha propiciado el enriquecimiento desorbitado y patológico de unos cuantos gobernantes y otros capitalistas nacionales y extranjeros. Y nos seguirán saqueando las camarillas de la oligarquía legitimadas por el sindicato de gobernadores, alcaldes, partidos y legisladores.

Quiero expresar, desde estas mazmorras, nuestro agradecimiento al órgano informativo POR QUÉ? dirigido por el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, única publicación que nos mantuvo informados con objetividad sobre los hechos del movimiento de 1968.

*Escrito desde la Cárcel de Lecumberri, octubre de 1968