Para el poeta Fernando de la Cruz, el encierro ha sido un reto, pero también una oportunidad. Durante este período el escritor desarrolló tres libros -dos de ellos ya publicados- en los que documenta sus perspectivas sobre la pandemia.
Hace un año comenzó la cuarentena en Yucatán; desde entonces, Fernando ha participado en lecturas de poesías de micrófono abierto vía Zoom organizadas por Poetas sin fronteras. Durante 100 días consecutivos compartieron piezas propias y de otros autores.
Señaló que, durante estos tiempos de contingencia, la palabra escrita es vital en sus diferentes planos. En el caso de la literatura hace sentir la historia de manera diferente a cuando se analiza con base en otro tipo de documentos: “Lo que nos toca hacer es documentarla, a partir de vivencias y emociones en primera persona”.
Aseguró que el encierro no sólo es un detonante para la creación literaria, sino también para la lectura, pues quien no se considere creador, puede ser lector o lectora creativa.
Covidario Veinte Veinte, el primero de los libros que publicó
mientras el mundo estaba encerrado, es una obra que se
relaciona con el calendario.
Por ejemplo, el Día del Niño
figura en varias de las piezas
que componen la publicación.
Uno de esos poemas gustó mucho en redes sociales, sobre todo a maestros de educación básica que se identificaron porque tiene dos versiones; un lado A y uno B, como si fuera un disco de vinilo o un casete”: por un lado, hay una versión pesimista de cómo el niño es maltratado y sufre soledad en su casa porque nadie le hace caso; y en el lado B del poema figura la misma historia, pero recibe el apoyo de su hermano y familiares, lo que permite ver ambas caras de la misma moneda.
Covidario Veinte Veinte
cierra con la temporada de
huracanes, el 1º de junio. El
libro lo publicó a través de
Ablucionistas Editorial, organización fundadora de
Poetas sin fronteras, con el
apoyo de Alejandrina Garza,
quien se encargó del diseño.
“Hasta donde sabemos, es
el primer libro de poesía de
un solo autor -en México y
probablemente de América
Latina- sobre el tema del
Covid-19, lo que dio lugar a
otras dos publicaciones: Necesidades y Siete Calaveras
Covidarias”, añadió.
En el caso de los niños y niñas, aseguró que existe un interés en la literatura, pues “jugar con el lenguaje es algo natural en ellos”, y en muchos casos, su aproximación a la poesía se da mediante sus formas populares, como trabalenguas, canciones de cuna o de juegos.
““Ahora hay más profesionalización que en mis tiempos; y estoy seguro de que siguen usando estas canciones populares que para los niños y las niñas son importantes; y también para los adultos. A todos nos gusta usar el juego verbal”.
La diferencia, aclaró, es que como adultos usamos ese juego para agredir al otro, entonces el sistema educativo juega un importante papel para encauzar el juego verbal en no generar discursos de odio, sino de manera productiva.
“Todos, todas y todes tenemos una inclinación hacia la poesía a través del lenguaje; y el sistema educativo tiene la obligación de incentivarla”.
Fernando se inclinó por la poesía porque tuvo una mayor oportunidad de formarse profesionalmente en este género, o mejor dicho, “aprender el oficio de la poesía” en los talleres literarios que cursó a lo largo de varios años.
Asegura que cualquier persona que haya tenido acceso a aprender un instrumento o formación en cualquier otra disciplina, tiene potencial para profesionalizarse.
Sobre la lectura de poemas, detalló que, si consideramos el corrido, por ejemplo, como una forma de poesía popular, la poesía es el género que más se lee; aunque si desde una perspectiva más purista nos referimos a ella como literatura culta, es la que menos se lee.
““Hay poetas nacidos en los 90 que están haciendo un vínculo entre la poesía y otras formas de documentación. Incorporan géneros como la narrativa, la crónica, el periodismo y la historia; y a partir de eso están creando una poesía que los caracteriza”, concluyó.
Puedes escuchar De “Poemas espirales”, en la voz de Fernando de la Cruz