Las personas privadas de la libertad en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de la capital yucateca han encontrado en los libros un refugio para sobrellevar la pandemia que desde hace un año les impide recibir visitas familiares.
La biblioteca del Centro ha funcionado como una válvula de escape
frente al doble confinamiento: el que
les dictó el juez para cumplir una
condena y el que la contingencia sanitaria obliga para reducir el riesgo
de contagio.
Entre los más de dos mil 500 títulos que hay disponibles para los internos destaca El Alquimista, del escritor
brasileño Paulo Coelho, como uno de
los libros más solicitados.
Francisco Brito, director del Cereso
de Mérida, comenta en entrevista que
los internos suelen pedir libros de superación personal, pero también disfrutan los cuentos y las novelas.
Entre otros títulos solicitados por
las personas privadas de la libertad
están Sin retorno, de George Pelecanos, y La otredad, de la yucateca
Melba Alfaro Gómez.
En su celda o en la biblioteca del
centro, todos los internos tienen la
oportunidad de disfrutar un libro a la
vez y lo pueden conservar durante un
mes, o más si renuevan la petición.
En el marco del Día Mundial
del Libro, que se conmemora cada
23 de abril, Brito destaca que la
lectura contribuye a la reinserción de las personas privadas de
la libertad y, además, estimula la
creatividad de los internos.
“Como ahorita no hay visitas se
han dedicado a leer. Ha aumentado
de manera positiva el número de personas que tiene interés en la lectura,
que es una actividad que los ayuda a
superar la pandemia y vemos que ha
servido culturalmente, se han dado
cuenta que no es indispensable salir y
viajar sino a través de un libro pueden
llegar a cualquier parte del mundo.
Les ayuda bastante”, comentó Brito.
Actualmente, en el Cereso meridano solicitan en promedio 60 libros
al mes entre un catálogo de dos mil
520 títulos, que son aportaciones del
gobierno y muchos de ellos donaciones de organizaciones altruistas y de
la ciudadanía en general.
Además de aportar conocimiento a
los internos, el hábito de leer un libro
suma puntos a su favor al momento de
solicitar la libertad anticipada.
“La lectura forma parte de su plan
de actividades de reinserción y saben que pueden obtener un beneficio
para conseguir su libertad porque se
van tomando en cuenta su comportamiento, su educación, la lectura,
el deporte, todas las actividades positivas en las que participe se va sumando a favor de ellos y eso los
motiva a acercarse.
“Aunque no sean afectos a leer,
cuando saben que tienen un beneficio
se acercan y hemos logrado que se
acostumbren y solitos vayan pidiendo
más libros”, explicó Brito.
También ocurre que un interno
solicite un título especial, que no se
encuentra disponible en el catálogo,
pero que existe la posibilidad de realizar gestiones para conseguirlo.
Los libros prohibidos en el Cereso soy aquellos que hacen apología a la delincuencia, que hablan
sobre violencia o narcotráfico y
aunque algún interno lo solicite, se
les negará esta lectura.
El director del Centro de Reinserción asegura que al ser una de
las actividades más positivas para las
personas privadas de la libertad constantemente aceptan donaciones de
ejemplares y la ciudadanía interesada
puede acudir a las instalaciones a dejar los libros que desee que lleguen a
manos de los internos.