La mejor herencia que puedes dejarle a tus hijos es el amor por la lectura, afirma en entrevista la maestra Guadalupe Chacón, quien con su waal, Romina, narra cuentos, leyendas, adivinanzas y bombas en lengua maya.
Con esta actividad literaria que
transmite todos los miércoles a
través de la cuenta de Facebook
del Instituto Municipal de la Cultura y las Artes de Solidaridad,
acerca la riqueza lingüística de
esta cultura milenaria que posee
dos obras cumbres de la literatura
precolombina: el Popol Vuh y el
Chilam Balam.
Si bien conseguir libros infantiles en maya es una labor
titánica, la maestra los traduce;
por ello, han despertado gran interés sus cápsulas literarias, que
comenzaron a transmitirse en
2020 debido a que dejó de impartir talleres presenciales como
consecuencia de la pandemia por
Covid-19.
Para la maestra Lupita, como
es conocida, el proyecto de leer
en maya, con traducción al español, surgió con el propósito de
no dejar morir las historias con
las que creció y que los mayahablantes se sientan orgullosos de
su lengua.
“Buscamos que se interesen
por la cultura, que los papás se
den cuenta de la importancia de
seguir transmitiendo esta lengua,
y que los niños que no son mayahablantes que también se interesen”.
En su travesía literaria y como
tallerista, abunda que la parte
más difícil ha sido despertar el
interés del mayahablante, de hablar y
leer en su lengua originaria,
decirle: “Tú tienes una identidad,
un gran tesoro que no has descubierto”.
Chacón comparte la idea de
que es a través de los libros en
lengua maya, como son las obras
didácticas para niños publicadas
en el 2012 por el lingüista Fidencio Briceño Chel −integrante del
consejo editorial de La Jornada
Maya− como se preserva la palabra antigua, la cosmovisión y el
respeto por la Madre Naturaleza.
“Permite que las nuevas generaciones conozcan su lengua,
porque es precisamente por lo
que estamos luchando, que siga
preservándose y transmitiéndose. Necesitamos de verdad
despertar ese interés por la lectura, aprender a viajar a través
de ella, porque cómo aumentamos nuestro léxico, si no es
leyendo”, agrega.
Aunque la maestra disfruta
más leyendo un libro impreso, no
importa si se hace por medio de
un celular, una tableta o una computadora. “Tenemos que adaptarnos a todos estos cambios, porque
si no, te desplazan. Y eso es algo
curioso que le ha permitido a la
lengua maya sobresalir. A diferencia de otras lenguas, bajamos
el español a la fonética maya,
eso nos ha permitido adaptarnos”,
describe la maestra.