La contingencia sanitaria ayudó a engrosar el acervo de la Casa de Libros José González Beytia

JUAN MANUEL CONTRERAS

Como resultado directo de la pandemia, el espacio ya cuenta con casi 15 mil títulos de diversos temas, revela su creador, José Luis Domínguez

José Luis Domínguez Castro es un apasionado de los libros. A razón de su reciente jubilación, ha podido dedicarse de lleno a ellos. Quien fuera el responsable del Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) ahora mira su proyecto Casa de Libros José González Beytia (JGB) engrosarse por los ánimos pandémicos.
“Los astros se alinearon”, bromea el antropólogo social cuya biblioteca privada -y abierta al público- ha incrementado su acervo por diversas razones en el último año. En uno de los salones de ese inmueble rebosante de libros, don José Luis sonríe porque sabe que está cumpliendo su misión.
La Casa de Libros José González Beytia existe desde hace 12 años.
Muchas veces sirvió de sede para diversas agrupaciones civiles que se reunían en sus piezas “para arreglar el mundo”, contó Domínguez.
La intención fundamental, dijo, es concentrar libros y revistas para su difusión y con esto, inducir a la ciudadanía a la lectura de libros en papel.

“Yo no soy enemigo de los e-books, tampoco me molesta que nos acerquen información abundante de cuanto tema se les ocurra a través de las redes; pero es un hecho que la sistematización del pensamiento y las ideas es más fácil cuando figura en libros”, acotó.
Domínguez Castro aclaró que un sistema no está peleado con el otro porque a fin de cuentas lo que se lee son letras sobre una superficie.
“Nosotros, como agentes del pasado, orgullosamente rucos, seguiremos luchando por la lectura de libros en papel, su comercialización, difusión y conservación”, advirtió.

Creció en pandemia

Desde su perspectiva, no es poca la gente que en esta época de pandemia pudiera renegar de las bibliotecas privadas, o pudiera pensar que le estorban en sus espacios domésticos. “Pues bienvenida esa sensación, porque a nosotros, como Casa de Libros, nos ha beneficiado enormemente”, celebró don José Luis.
A partir de la pandemia, precisó, la biblioteca JGB comenzó a captar la tendencia de que muchos ciudadanos, que han tenido oportunidad de estudios, se comunican para hacerles llegar material que ya no quieren en sus casas.
“Obviamente hay que hacer filtros, pues a veces nos traen libros que no nos sirven, pero hacemos una labor de selección, y cuando es el caso, los transferimos a la biblioteca central de la UADY, quienes también tienen mecanismos de filtración y distribución”, detalló.
Antes de la pandemia, la Casa de Libros JGB rebasaba los 10 mil títulos, tomando en cuenta que estos pueden ser desde un folleto hasta una colección, independientemente de su tamaño. Entre las donaciones recientes de gente deseando recuperar espacios en sus viviendas, han recibido gran cantidad de ejemplares.

“No es poca la gente que en esta pandemia pudiera renegar de las bibliotecas privadas o pensar que los libros estorban”

Al 15 de abril, tenían en inventario 14 mil 900 títulos, entre los que se contemplan alrededor de 140 colecciones, que, de contarse, rebasarían los 15 mil libros.
Recordó que la biblioteca está especializada en ciencias sociales y humanidades, incluyendo las ramas del arte. Es decir, si regalan textos de otros temas, los canalizan a la UADY. Su fuerte es literatura, historia, antropología, filosofía, teología, comunicación, política, entre otros temas.

Yucatán, tierra de lectores

En cuanto al fomento a la lectura en Yucatán, el maestro José Luis Domínguez señaló que existen dos opiniones encontradas: la primera reza que el estado está atrasado en el tema y que en Yucatán nadie lee, visión que él no comparte.
La otra, de la cual es partidario, afirma que Yucatán ha sido una tierra de lectores desde siempre. Este no es un mérito al que haya contribuido solamente La Revista de Mérida - luego Diario de Yucatán -, sino puede hablarse de una tradición de escritores y lectores locales.

“Basta con asomarse al siglo XIX, cuando se generalizó el uso de la imprenta, para ver la cantidad de revistas y panfletos que se generaron en la península Yucatán”, mencionó desde el sitio en donde se alojan varios de esos documentos históricos.

Casa de Libros

Para este guardián de libros, no cuidar las bibliotecas -ya sean públicas y privadas- es un pecado de lesa humanidad. “Si no las cuidan, si no las mantienen, si no las amplían, ¿qué sentido tiene?”. Una biblioteca, aseveró, tiene que crecer y difundirse, pues de otro modo, se convierte en un museo.
Los interesados en obtener más información sobre la Casa de Libros José González Beytia pueden visitar casadelibrosjgb.com y ahí conocer su catálogo, horarios y próximos eventos, pues también funciona como foro cultural.

“Para Domínguez, una biblioteca tiene que crecer y difundirse; si no se convierte en un museo”
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