Cocineras mayas y campesinos de la Comisaría San Antonio Tzacalá han encontrado en los libros las herramientas para mejorar sus platillos, crear nuevas recetas, reafirmar y mejorar sus conocimientos sobre frutos, plantas medicinales y prácticas para sus cultivos. Incluso, cuando los hombres van al campo -en un momento de descanso- toman su pozol y leen un libro.
Además, acercarse a los libros para conocer la historia del lugar y del estado les ha servido para que puedan desempeñarse mejor como guías de turistas y ofrecer un mejor servicio a los visitantes que llegan a la comisaría.
El Proyecto Tzacalá trabaja con mujeres, hombres y niños de la mencionada comunidad desde hace unos tres años, acercando la lectura y el mundo de los libros a través de la biblioteca personal de Cristian Sulub Bacab y de otros voluntarios. Actualmente se encuentran en las gestiones para la construcción de la Biblioteca y Centro Cultural Comunitario P. Eugenio Theisen "La casa de todos", de la comisaría.
Sulub Bacab, fundador de la agrupación, comentó que este es un proyecto de jóvenes que realizan proyectos y programas encaminados al fomento de la lectura: acercan los libros a las personas y proporcionan a los habitantes de esta comunidad aspectos culturales que casi no hay en el lugar.
Si bien, en gran parte de las ciudades -como Mérida- se cuenta con acceso a internet y teléfonos inteligentes, en San Antonio Tzacalá las cosas el servicio es limitado y no todos tienen acceso a estas tecnologías; por eso, una opción para el fomento a la cultura, búsqueda de información y el estudio han sido los libros físicos.
Foto: Proyecto Tzacalá
Uno de los primeros trabajos que realizaron, explicó, fue prestarles libros y folletos para que puedan luchar por sus tierras y demás problemas que surgen con sus ejidos. A partir de ahí, cuenta, las personas empezaron a pedirles más libros de otros temas: de música, por ejemplo, porque las personas quieren aprender a tocar un instrumento.
Luego, comenzaron a capacitar a los milperos y cocineras para que puedan leer sobre plantas de la región, medicinales, horticultura, cocina, así como aspectos legales para la defensa de sus tierras, entre otros temas.
“A raíz de esta necesidad de aprender, de conocimiento, el libro de papel ha sido muy importante para estas personas”, reconoció el estudiante de desarrollo y gestión intercultural.
A las personas, subrayó, les gusta reafirmar sus conocimientos, lo que ya saben. “Esto me lo dijo mi abuelo, y está aquí en el libro”, comentan las personas. También encuentran mejores palabras para expresarlas a los visitantes o que sólo conocían en maya, cuenta Cristian.
A su vez, los gestores del proyecto han recabado información sobre haciendas, historia henequenera del estado y demás, para compartirla con los jóvenes y estos puedan usarla en su trabajo de guías turísticos. Esta labor la hacen en coordinación con el proyecto de turismo comunitario Caminos del Mayab.
Sulub Bacab indicó que la idea de este espacio surgió para que los habitantes de la comunidad, sobre todo las y los niños, cuenten con un área de interés para fomentar la lectura y el acceso a los libros. El comisario les donó un edificio que sirvió como la primera escuela de la comunidad, pero durante años ha estado abandonado.
Han estado trabajando para poner los primeros cimientos de esta biblioteca y junto a Caminos del Mayab pudieron bajar fondos internacionales para poder llevar a cabo el proyecto. “La Casa de Todos no solamente será nuestro lugar cultural, será refugio de nuestros amigos caminantes y resguardará el archivo histórico de los Tzacaleños, un sueño que personalmente quiero consolidar y ofrecer a mi pueblo como nuestro patrimonio”, manifestó.
Dijo que con el recurso comenzarán a hacer las adecuaciones necesarias al lugar, comprar mobiliario, libros y demás cosas para tener ya el centro comunitario; sin embargo, necesitan donación de más libros para el beneficio de la comunidad. Estima que el 2 de junio se coloque la primera piedra de este espacio cultural.
“Estos espacios en la comunidad son de suma importancia ya que se podrá hacer un reforzamiento al conocimiento actual de las y los jóvenes, y podrán ir a leer, preguntar, convivir con otras personas que tienen amor por la academia y los libros”, comentó Cristian Sulub.
A pesar del avance tecnológico, en la comisaría sigue latente la necesidad de algo físico, algo que puedan tocar y no depender del Internet, pues no todas las personas tienen acceso a este tipo de servicios, y si lo tienen es de manera limitada. Además, otro de sus objetivos es promover el libro físico, donde pueden consultar y aprender de varios temas interesantes para toda la comunidad.
“Esto es un descanso espiritual para mí y una responsabilidad, no tengo comprado el mañana, si me llega a pasar algo o tengo que salir de mi comunidad, ahora me siento cumpliendo esa labor que me ha dado la educación pública: ayudar a mi comunidad”, concluyó.
Foto: Proyecto Tzacalá
Para más información sobre el proyecto Información: https://www.facebook.com/Proyecto-Tzacal%C3%A1-117571419653932