El corazón de Tixkokob alberga uno de los negocios más representativos de ese municipio; y también del estado: las hamacas de El Charrito. Los Canul ostentan casi 80 años de tradición hamaquera; y ha sido fundamental para el sustento de 500 familias que encontraron entre los hilos y bastidores su forma de salir adelante.
Alejandro Canul Mex, propietario del negocio, pertenece a la tercera generación de la estirpe. Fueron sus abuelos los que iniciaron con esta actividad empleando materiales como el henequén y la lengua de vaca. A pesar del paso de los años, El Charrito no ha perdido la esencia artesanal que ha caracterizado sus piezas.
A Alejandro, fue su padre, don Teodoro Canul Pat -mejor conocido como El Charrito- quien le enseñó el arte de las hamacas. Fue El Charrito el que tomó la batuta en la manufactura de las hamacas que vendía de casa en casa hace ya casi 30 años.
Antes de abrir la tienda en el Centro Histórico de Tixkokob, don Teodoro Canul rentaba locales para su actividad comercial, lo que mermaba significativamente sus ganancias. Así trabajó hasta que le fue posible adquirir el local que hoy alberga hamacas El Charrito y le fue posible consolidarse como un referente en la artesanía de Yucatán.
Actualmente la cooperativa trabaja con 500 familias originarias de diversos puntos del interior del estado, son ellas las encargadas de urdir las piezas en sus casas; y posteriormente éstas se embrazan y alinean en el taller del negocio, en donde laboran 10 empleados.
Entre ellos encontramos a Martín Puch Aké y Mauricio “El Cholo” Pat Soriano, hamaqueros que con destreza dan cauce a los tejidos que reciben a diario. Esto no sería posible sin la tutela del señor Jorge Uh Rosado, quien está encargado del área de ventas y recibe a la clientela con una sonrisa que le ha valido el título de empleado del mes.
Alejandro Canul estudió la carrera de administración de empresas; y al culminarla, como muchos otros jóvenes, emprendió la búsqueda de empleo. En un momento de revelación se percató que los conocimientos adquiridos bien podían emplearse en el negocio familiar; y no pasó mucho tiempo antes de que se convirtiera en uno de los pilares de la empresa.
“Nos actualizamos, implementamos las ventas por redes sociales; y gracias a Dios hemos recibido una gran respuesta por parte de nuestros clientes”, celebró Canul Mex en el vestíbulo de su concurrida tienda de hamacas.
Desde su experiencia, el empresario hamaquero asegura que el negocio ha sufrido varios cambios a lo largo de los años. Es ahí, dijo, en donde radica la importancia de innovar constantemente con sus diseños.
“Muchos piensan ‘¿qué más le puedes innovar a una hamaca?’; pero sí se puede. A últimas fechas han surgido nuevos modelos y modificaciones, por ejemplo, ahora piden mucho el ‘muro’ de macramé; también nos piden almohadas, columpios y lámparas”, destacó.
En hamacas El Charrito se manejan más de 20 modalidades distintas de esta emblemática artesanía e incluso los clientes pueden acudir con sus propias ideas y ellos harán todo lo posible por materializarla, “la imaginación no tiene límites”, aseguran.
En cuanto al modelo más solicitado, Canul Mex reconoció que son las hamacas personalizadas con nombres o algún diseño particular, como las que fabrican con logos de equipos de futbol, beisbol o caricaturas.
“En cuestión de hamacas tradicionales, el precio no es tan elevado, tenemos hamacas individuales desde 250 pesos; aunque una personalizada puede alcanzar el precio de 3 mil 300, pero ya estaríamos hablando de 60 días de trabajo”, aclaró.
Semanalmente, hamacas El Charrito produce cerca de 400 piezas de todo tipo; es decir, la cifra puede alcanzar las mil 200 hamacas al mes, las cuales distribuyen por todo México, normalmente al mayoreo.
“En muchos estados, la hamaca se está poniendo de moda” mencionó Alejandro, quien atribuye este repunte al encierro derivado de la pandemia. Incluso en regiones donde no solía usarse, como Monterrey y Los Cabos, han solicitado sus productos.
En ese sentido, el empresario señaló que la industria hamaquera es una de las únicas que continuó trabajando a pesar de la pandemia; y sus ventas incrementaron.
El auge de la hamaca en el marco de la contingencia fue tal, que en El Charrito no se despidió a un solo colaborador; y todos cobraron de manera normal. Incluso las ventas aumentaron; y esa es una de las razones también por las que el precio del hilo “se fue por los cielos”.
Canul Mex lamentó que el precio de este insumo tan necesario para su actividad comercial no se haya podido regular. Hoy son ya cuatro meses consecutivos con un incremento en el costo del hilo.
“Por ejemplo, el carrete el año pasado estaba a 15 pesos; y ahora lo conseguimos casi en 30 pesos. Esto también ha ocasionado un aumento en los precios de las hamacas; pero aun así se siguen consumiendo”, detalló.
Este incremento, dijo, se debe a que la resina, una de las materias primas para la fabricación de los hilos, está escasa. Eso es lo que ha escuchado.
Además del comercio y el apoyo a las familias, hamacas El Charrito es un activo para la comunidad a razón de su labor social. Desde su existencia han participado en diversas actividades en favor del municipio de Tixkokob e incluso otros negocios han replicado sus iniciativas, lo que Alejandro Canul celebra, pues “lo bueno debe imitarse”.