La hamaca sostiene la economía de los artesanos de Tulum

Miguel Améndola

Tulum

La hamaca es un referente por excelencia de la cultura maya y en épocas actuales es una industria con gran demanda, sostiene el descanso y la economía de las familias locales, dicen artesanos de Tulum.

La zona de transición entre la cabecera municipal de Tulum y la comunidad de Cobá, donde se ubican los poblados Macario Gómez, Francisco Uh May y Manuel Antonio Ay es un corredor donde decenas de artesanos exhiben sus productos, y donde la hamaca tiene un gran protagonismo.

Tiene diversas presentaciones, desde aquella amplia y con tejido de lujo hasta las que tienen forma de columpio, con cojines añadidos. El lugar es parada obligatoria de los turistas que visitan Chichén Itzá desde Quintana Roo, quienes se pierden entre los hilos multicolores de esta creación 100% maya. Algunos de estos artesanos proveen también a los hoteles eco-chic de Tulum.

Una voz autorizada en la materia es la de Ariel Ángel Van Mac, presidente de la aldea Ahau Chooc, un recinto ubicado a cuatro kilómetros de la comunidad de Cobá, quien declaró que lleva 40 años haciendo este producto artesanal y ha observado la metamorfosis en su fabricación.

Habló del trabajo rudimentario que en épocas pasadas se hacía, desde la creación del hilo hasta su tejido, de manera que hoy en día hay fábricas de hilos de algodón y nylon, así como bastones para poder colocarlos y agujas especiales para formar la hamaca, cuando antes se hacía con hilo de henequén, sujetándolo a los árboles, y las maderas o ramas eran su guía para entrelazarlos.

“Antes el hilo se sacaba de la fibra natural del henequén, que es una planta muy parecida al agave azul, que se obtiene de una penca y se corta. Para ponerle color había que hervir el agua con resina y pigmentos que se obtenían de árboles como el chakté, que daba un color entre rosado y rojo, el ya'axche para un verde bajo, el ch’oc daba el azul y hasta la resina de plátano”, comentó.

Mencionó que en tiempos actuales se hacen hamacas, sillas, columpios y hasta ropa, con el mismo material. Una hamaca pequeña, detalló, la elaboran entre una semana y 10 días, dedicándole una o dos horas diarias, mientras que las grandes pueden tardar hasta dos meses.

Añadió que ha visto cómo muchos indígenas han abandonado esta práctica al no tener ventas, pero por su lado le han podido sacar provecho vendiéndoles estos productos a los visitantes a esta zona turística.

Por su parte, Raúl Chan Noh, de la sociedad Muuch Meyaj Kaan, quien por décadas y como herencia de sus antepasados mayas se ha dedicado a la elaboración de la hamaca, explicó que el arte de hacer este objeto engloba desde las costumbres hasta su comercialización.

Por su parte, Raúl Chan Noh, de la sociedad Muuch Meyaj Kaan, quien por décadas y como herencia de sus antepasados mayas se ha dedicado a la elaboración de la hamaca, explicó que el arte de hacer este objeto engloba desde las costumbres hasta su comercialización.

Señaló que ahora su familia entera ya sabe cómo hacer una hamaca y actualmente es un negocio familiar. Tienen un punto de venta en la zona de transición, donde ofrecen sus productos al turismo que pasa por esta vía que colinda con las zonas arqueológicas de Cobá y Chichén Itzá.

Su negocio se llama Weenel Hamacas y se especializa en la venta de este objeto en una gran variedad de diseños principalmente a los turistas que pasan en la zona, lo que significa hoy su sustento familiar.

Contó que por años se han sobrepuesto al encarecimiento de la diversidad de hilos que usan y que son la materia prima para elaborar las hamacas.